"HOMBRES TRANQUILOS"
Producida por Reacción Films, E.P. C. Producciones y Fiction Line
Seleccionada para formar parte de la sección Históricos en la página web de la
Seleccionada para formar parte de la sección Históricos en la página web de la
P.N.R. (Plataforma de Nuevos Realizadores)
HISTORIA NUEVOS REALIZADORES ÁNGEL LOZA
"QUIET MEN"
Produced by Reacción Films, E.P.C. Producciones y Fiction Line
Selected to be part of the Historical Section on the website of
P.N.R. (History of New Filmmakers)
"QUIET MEN"
Produced by Reacción Films, E.P.C. Producciones y Fiction Line
Selected to be part of the Historical Section on the website of
P.N.R. (History of New Filmmakers)
Fotografía Cartel de la película Jesús Aparicio
Fotografía Ángel Loza Bea Sancho
Palabras de una espectadora después de ver
“Hombres tranquilos”
“Hombres tranquilos”
Hay vivos muy muertos y
“muertos” muy vivos. La sociedad llama a los primeros. Los corona y los premia
por la fabulosa apariencia de la vida que aportan: “saben magníficamente
aparentar vida”. Y llaman vida a aquello que ficticiamente se les asemeja; lo pintan
de poder, dinero y sexo, como les han dicho que hay que hacer. Solo como les
han dicho. Darían parte de su alma por un puñadito de esas tres dosis sin
cuestionar qué es la vida realmente. Lo crudo, verdaderamente crudo es que LA
VIDA, es ahora SU VIDA, y esta no es un espejismo, no es simple apariencia, es
real. Han sido engañados: se han dejado engañar.
Los vivos muy muertos luchan
contra la muerte, la ven tan cerca!, pero no lo saben. Una paradoja. Acarician
la muerte todos los días, y huyen despavoridos: una pastilla para el ego (un
poco de prepotencia o un mucho, según la necesidad), una dosis de sexo por sexo
(creen que así el orgasmo será más orgásmico aunque no lo sientan), y un chute financiero: dinero por dinero. Y
así, suman un día más a su triunfo, que es la victoria de la supervivencia
inútil, donde la palabra “suma” es tan importante como la suma del dinero que
mueven: cuanto más, mejor. Y así caminan
por el mundo.
Hay muchos vivos muy muertos que caminan por la calle. Hacen
ostentación de su falsa vida; se creen inmortales. Algunos caminan como
semidioses, como portadores de virtudes o de bondades que les confieren una
superdotación especial. Lo traducen en la torpe soberbia del que se cree
especial sin serlo, del que cree en la superioridad de unos hombres frente
otros de sus semejantes, del que la convierte en necesidad. Es el arte de la
compensación para aparentar lo que
no existe. Un acto de supervivencia.
El vivo muy muerto solo aparenta para sobrevivir. Hay
que aparentar que uno vive cuando está al borde de la muerte. Por eso, tropiezan con ella cada mañana,
cuando al mirar al mundo ya no pueden verlo, NO PUEDEN: han perdido los
sentidos. La bella mujer que convirtieron en su esposa, el hijo que engendraron
no existen porque no los ven. La venda del peor egoísmo les aisla aunque estén
rodeados. El ego es más “ismo” que nunca, y como han perdido los sentidos,
dejaron primero de contemplar y de escuchar hasta dejar de ver y oír, porque el
vivo muy muerto, está más muerto que vivo. Y creen que están solo ellos, y que
los demás no están, cuando lo que ocurre es que ellos también están
desapareciendo, hasta llegar al participio: “desaparecido”. Solo es un proceso, en gerundio, donde el
primer paso es el del ciego que no ve.
Los vivos muy muertos ya no pueden verse. Se
reflejan a través de espejos deformados que les proporciona la sociedad; no
pueden mirarse en los suyos propios. Prefieren la imagen de los espejos
distorsionados porque se ven como héroes y triunfadores, condecorados con
falsas medallas de oro, y ostentan la copa de una muerte para ellos muy digna:
la victoria del heroísmo social, el más sublime, el que los aleja de ellos
mismos para no caer en la dura batalla de la autenticidad: el combate con su
propio yo. ¡Qué más da!, el insulto a su propia dignidad no importa, adoran la
bofetada cruel contra su propia vida, que es solo muerte. Lo saben y no lo
saben; se autoengañan dejándose llevar por el guiño seductor de la protección
social, de la pseudoprotección. Toda una seducción. ¡Qué potente atracción con
tres grandes iniciales: S., P. y D. ; sin un poquito de ellas se sentirían más
muertos que vivos, y cuando lo notan lo sienten, aterrizan en su propia
realidad, y lo detestan; es ahora cuando las dosis adictivas son materialmente tangibles,
las pueden sentir en cada latido, las saborean, las paladean, y ¡ya están
vivos! oh, sí, la muerte es una alucinación. Se vuelven más ciegos en su
ceguera irreversible y siguen un camino inexorable hacia la muerte DEFINITIVA,
la que buscan y llaman a gritos hasta
que un día ella va a recogerlos en silencio. SIN PERDÓN. SIEMPRE SIN PERDÓN.
Marta Egido
(Profesora de Lengua y Literatura)
THE WHITE LION FILMS
+34 648 648 683
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