27 de diciembre de 2009

CRÍTICA CINEMATOGRÁFICA



"HOMBRES TRANQUILOS"

Cine Multisensorial

"La vida está llena de señales para quien las sabe ver"



Entre las lujosas entrañas de los rascacielos de las grandes ciudades se esconde el fantasma de la muerte. Un mar, cada vez más caudaloso, dentro de un oceáno de espectros en busca de dinero y poder que en sus olas anuncian el fin de los valores, del arraigo, de la identidad, de la cultura, en definitiva, del ser humano. Sus armas son el stress, la ostentación, el dinero, las drogas, el sexo y el alcohol. Y su guerra: la de permanecer en el deseo del inconsciente colectivo.
Así, como un Quijote del siglo XXI en la cruzada que auna cultura y espíritu frente a economía global, el director y guionista Ángel Loza consigue reunir a un equipo de más de un centenar de personas, tras un casting de tres días, con más de 500 actores, para sintetizar en 25 minutos y con una calidad excepcional, lo que él considera la evolución y el cáncer del séptimo arte. Y de la misma manera que las novelas de caballería aportaron nuevos elementos a las corrientes literarias posteriores, las técnicas de realización, dirección y narración de este nuevo talento piden a gritos el progreso y consolidación de la concepción pluridimensional del cine con mayúsculas.
En ella encontramos rémoras que nos pasean desde las sombras chinescas hasta las últimas técnicas de animación digital por ordenador; pasando por el mimo, el cine mudo, las películas más carismáticas de la industria de Hollywood y el cine independiente americano. En otros campos evolutivos de la imagen y el sonido encontramos la herencia de los mejores video-clips y anuncios publicitarios del siglo XX. El film tampoco está exento de elementos críticos y alternativos que encontramos en el "underground" de las manifestaciones artísticas, como el cómic y los tatuajes. Mantiene todos los ingredientes de un esfuerzo colectivo para hacer arte de las técnicas históricas más relevantes y significativas. Dirigido más allá de los cinco sentidos, este cortometraje consigue trasmitir una dimensión extra-sensorial propia de las obras maestras del cine de tensión y angustia sicológica de Hitchcock o de Martin Scorsese. Se trata de un cine multisensorial en el que cada elemento que rodea los segundos de esta película tiene una intencionalidad en el espectador: que se introduzca en cuerpo y alma en la piel del protagonista con los seis sentidos.
Los elementos tiempo, líquido, aire, actividad, paro, corrupción, drogas, pérdida de arraigo sentimental y familiar unidos al vicio, al poder, la ambición y el dinero sin límite, son una constante en el hilo argumental de la historia. El autor utiliza los escenarios posmodernos descubiertos en los postulados de Freud y Nieztsche: el recurso del inconsciente (los pensamientos) del protagonista y la voluntad de poder de un productor narcisista y cocainómano encajado en estos tiempos de nihilismo colectivo. La impecable escenografía del ya consagrado Miguel Chang, con películas como Dune, El Imperio del Sol, 55 días en Pekin o Desafío total a sus espaldas, consolidan esta calidad artística pluridimensional. Destaca además la magnífica fotografía de Fernando Jordana, que nos imbuye con maestría en la magia de los diferentes ambientes en los que se desarrolla la acción. También la imprescindible banda sonora, en la que la percusión de Pink Floyd, Najwajean, Apollo 440, Carlos Jean y las imprescindibles creaciones originales de Javier Cámara permiten redondear la obra de una intrigante aura de sonidos, que trascienden lo audiovisual y remueven el resto de los sentidos.
Lo que el filósofo y periodista Ignacio Ramonet denominaría "influencia de la publicidad en el cine en directores como Oliver Stone y Coppola...", además de los ya citados, se aprecia nítidamente en "Hombres tranquilos"; así como las aportaciones de los directores visionarios Orson Welles y Stanley Kubrick. La acción se divide en diversos sketches con sentido en sí mismos y a la vez forman parte de un todo argumental. El orden de la narración da lugar a diferentes interpretaciones fruto de la introspección del protagonista, Adolfo, magistralmente encarnado por el prestigioso actor portugués Joaquim de Almeida, que ha compartido escena, entre otros, con Richard Gere en "Cónsul Honorario", Harrison Ford en "Clear and Present Danger", Antonio Banderas en "Desperado", y más recientemente Gene Hackman en "Tras la línea enemiga". Joaquim se trasforma en un productor exitoso y su inconsciente narra un día de su compulsiva y vacia existencia.
Se trata del arte, aunque sea el séptimo, contra el espectáculo y el negocio fácil cinematográfico. "Hombres tranquilos" es arte y cultura para todos los sentidos y con todos los recursos técnicos, históricos e intelectuales a su servicio: el sonido, la iluminación, la escenografía, el mimo, los mensajes escritos y la magistral interpretación de sus protagonistas, entre los que destaca, como secundario, el insustituible actor Carlos Lucas en el papel de mendigo.
Como expresa el autor de la obra "La película, como el arte, está pensada para que cualquier persona con discapacidades sensoriales, sordos o ciegos, puedan percibirla desde todos los demás sentidos y la entiendan". Sin embargo, los productores como Adolfo se preguntarían pero... "¿qué es el arte?" para, a continuación, sentenciar contundentemente: "el arte está en llenar las salas".. Van Gogh, Mozart, Marx, Baudelaire, Goya... y el mismísimo Cervantes, entre otros, murieron en la más absoluta miseria... "¿Es que el arte no cuenta?".
Por Pepa Díaz, Doctora en Periodismo y Comunicación Audiovisual

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20 de diciembre de 2009

CRÍTICA



“Héroes: no hacen falta alas para volar”

Premio Goya concedido por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematogáficas de España como Mejor Película de Cortometraje Documental 2009
“Héroes, cine, música y Dj`s”
Por Pepa Díaz
Una película breve, didáctica, original, rompedora, universal: completa. No en vano el documental “Héroes: No hacen falta alas para volar”, del cineasta Ángel Loza, sobre la vida del Dj Pascal Kleiman, ha reunido ya, en dos años, veinticuatro premios en España, cinco en EEUU, dos en Italia y uno en Brasil, Hungría, Bolivia, México, Costa Rica, Chipre y Austria. Como trabajo magistral se puede afirmar que la película ha acertado en todo, empezando por el mismísimo protagonista de la historia.
El francés Pascal Kleiman, Dj de profesión, padre de dos hijos y productor músical: un claro ejemplo de que, como él alude en el film “No hacen falta alas para volar… sino volar para tener alas”.
Si los pies fueran nuestras manos ¿Cuántos pasos tendríamos que dar en la vida para conseguir lo que queremos? Dudas como ésta son las que trata de abarcar este relato sorprendente, que consolida la larga trayectoria de su director y pone un broche de plata a la carrera musical del protagonista.
Pascal nació con una malformación congénita a causa de un medicamento que la madre ingirió durante el embarazo, por prescripción facultativa. Creció sin brazos, y empezó a utilizar sus pies de manos. Tuvo la fortuna de no lamentar jamás su suerte, más bien al contrario, decidió ponerla de su lado y dedicarse a lo que realmente quería: ser un músico de referencia y con referentes de futuro, un Dj ya premiado varias veces y cada vez más reconocido a nivel internacional.
Este documental de 25 minutos, producido por Jorge Sánchez Gallo desde su productora New Atlantis, José Albertos y Ángel Loza, y escrito y dirigido por el mismo Ángel Loza, supone, de nuevo, un ejercicio de multidimensionalidad del celuloide y de la explotación de todos sus recursos técnicos, destacando la dirección de fotografía de Juan Landa y al cámara Iñaki Vargas; y escénicos, así como de contenido: es una historia que no se cuenta, hay que ir a verla, como las grandes películas.
Si algo caracteriza las obras de este director, guionista, productor y realizador es su carácter universal y multisensorial.
Se trata de un cine para todos, que trasciende los cinco sentidos. Así, un sordo disfruta viéndola y la comprende; un ciego goza escuchándola y también la ve interiormente, y el resto del público, incluyendo los menores, pueden disfrutarla con todos los sentidos.
Esta universalidad multisensorial se encuentra en un trabajo muy elaborado, en que se han utilizado varios tipos de formatos del analógico al digital, pasando por Súper 8mm, fotografía, Betacam, Mini Dv… Culminada con un montaje magistral, realizado por Xavi Cano y Ángel Loza; así como dinámico, entretenido y didáctico; del que destacan ejercicios de dirección, montaje y realización, que van de la realidad a la poesía y viceversa, desde el principio hasta el final de la película.
La música, seleccionada entre lo más destacado del panorama independiente internacional, es un personaje más que acompaña las escenas de Pascal. Se trata de la búsqueda de un cine español universal, con miras visionarias, en las que el director confiesa, como en este caso, “cada segundo de mis películas tiene un porqué”. Y eso, al final, se nota.